jueves, 14 de enero de 2016

Escritos de madrugada




Ahora que aún es madrugada me preparo para escribir. Escribiente nocturno siempre cavilando en la escritura. Constantemente lo digo, es mi pasión. Y si la hora ayuda, como es este el caso, miel sobre hojuelas. Digamos que soy grafómano por naturaleza. Que nunca me falte un folio en blanco y un bolígrafo. No obstante, en estos tiempos, qué mejor ayuda que un ordenador para escribir, publicar y que las palabras escritas salgan al ciberespacio en busca de algún lector que dé con ellas y, si puede ser, que se regocije con lo que he plasmado en este blog.
La escritura requiere paciencia, tener conocimientos de la gramática. Procurar, o al menos intentar, no cometer faltas de ortografía ni solecismos. Y leer, leer y leer. También procurar algo que resulta algo arduo, complicado y que buscamos desesperadamente los que nos dedicamos a esto, seamos o no profesionales. Me estoy refiriendo al estilo. Todos buscamos nuestro estilo. Lo que nos distingue de los demás. Porque eso se nota. Y entre los que rellenamos folios reconocemos fácilmente al que escribe sin trabas, con soltura. Que se le nota en seguida el talento. Eso que todos quisiéramos poseer. Cada uno tenemos nuestros maestros, nuestros mentores. Mas llega un punto en que tenemos que volar libremente. Contar con nuestros propios recursos. Poder distinguirnos de los demás y que los demás nos lo reconozcan.
Y como las horas pasan fugazmente y quiero que este post se publique precisamente en este momento, termino aquí lo que comencé con tanto ánimo.
Nos vemos.

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