lunes, 25 de enero de 2016

Escritos de una tarde de lunes

Debido a que mi malestar persiste, que no puedo comer alimentos sólidos porque después me pasan factura, y que únicamente puedo ingerir líquidos que es lo que no me hace daño, opto por ponerme a escribir. Como no flaqueo en esto de teclear, y puesto que me viene fenomenal para mi mente, pongo manos, mejor dicho pongo dedos a la obra, y a cubrir el expediente. Quién sabe, tal vez mañana no tenga tiempo para ponerme delante del ordenador. Y eso significa un post menos, un artículo menos. Y eso sí que no. Ahora que estoy en racha aprovecho el menor momento de energía y lo demás viene rodado.
Creo haberlo escrito aquí ya. Escribo sin red. Esto es, sin apuntes, sin chuleta, sin croquis. Todo es producto de mi caletre. Que por lo visto, y no es lo que diga, mejor dicho que lo escriba, yo. Juzgar por vosotros mismos queridos lectores si no me faltan recursos, incluso imaginación para distraeros con estas cosas que os cuento. A veces serias, otras más distendidas. Pero siempre, creo yo, interesantes. Al menos eso dice mi santa.
A todo esto, qué paz hay ahora en mi búnker. Mejor así. Prefiero estar concentrado en lo que hago. Aunque sea por puro esparcimiento. Y alabado esparcimiento.
Recibo una llamada por el móvil. Buenas noticias. El encargo que me hicieron parece ser que no ha estado mal del todo. Estoy contento conmigo mismo.
Las tripas me rugen de vacías que están. Sin embargo, no quiero, no debo comer. En seguida salta la alarma en mi cuerpo. Solo ingiero líquidos y yogures que me hacen más llevadera la tarde.
Y como, ahora sí, me siento débil, ceso aquí en mi actividad bloguera. Actividad que tanto júbilo me produce.
Feliz tarde.
Nos vemos.

1 comentario: