A estas horas de la madrugada en que todos duermen, o se supone que deben estar durmiendo, aquí estoy yo de guardia. Y mañana, vamos, dentro de unas horas tengo que estar en el gym. Pero doy por bien empleado este tiempo que me conecta con la paz, con el sosiego, conmigo mismo, por así decirlo.
Esta mañana estaba en Salamanca y ahora en casa. Y es que el tiempo, como las ciencias de la zarzuela famosa, avanzan que es una barbaridad. Pero yo vivo el presente, que es al fin y al cabo lo que cuenta.
Ahora me acompaña la tele que la tengo encendida y están poniendo música clásica. Una delicia para paladares exquisitos. Todo ello hace que en estos momentos hacen que me sienta bien a solas conmigo. Sin nadie que me amargue la noche. Y mirándolo bien no puedo pedir más, que mañana otro día será, y no sé yo cómo lo pasaré. Cuatro días llevo sin ir al gym; sábado, domingo, lunes y hoy, martes. Por lo que mañana o me machaco a tope, o estoy más bien decaído y hago como si hiciera un gran esfuerzo y me escaqueo del ejercicio.
Ahora, tengo tiempo, voy a publicar en otro blog. Así si la gente no me lee en uno me leerá en otro. Os deseo que tengáis un feliz miércoles.
Ciao, lectores y lectoras. Otro día os cuento más.
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