viernes, 18 de febrero de 2022

Apuntes sobre un atardecer de medidados de febrero

 



Contemplando desde las alturas de mi búnker el decaer de la tarde y el comienzo del reino de la noche, y no teniendo otra cosa que hacer a estas horas vespertino/nocturnas, me dispongo a dar vida (alma, corazón y vida) a este mi blog para evitar que esté inactivo, además de que no se me oxide por falta de uso. Dicen que la ociosidad es el origen de todos los males. Evidentemente, esta última afirmación, no pasa de ser una frase construida de cara a la galería. Un absoluto paralogismo. Cualquier creador, pensador, escritor, científico... Saben de sobra que sus mejores ideas se producen precisamente cuando no hay nada mejor que hacer. Sin ir más lejos, el imaginario popular atribuye el descubrimiento de la ley de la gravitación universal por parte de Newton, cuando este estaba bajo un árbol y vio caer una manzana. Que hay que ver el juego que han dado las manzanas en la historia de la humanidad -me apunta mi fonoteca cerebral-. Velahí, que diría mi abuela. 

Y como ya estoy cogiendo ritmo, presteza y métrica (en el sentido lato del término) me sale este artículo de un tirón. Es decir, no creo que tenga que corregirlo. En mis tiempos, entiéndaseme, en el siglo pasado, me enseñaron en el colegio que "despacito y buena letra". Debían de referirse a cuando uno está comenzando, supongo yo. Porque esta práctica que da el oficio, que diría Umbral, le pone a uno las pilas, oiga usté. Siempre me encantó el "usté", palabro que le escuché y leí literalmente a Agustín; García Calvo de apellidos. Y es que García Calvo era el desiderátum. Vulgo: el no va más.  

Los que saben de esto, de escribir y de literatura, aconsejan, casi obligan, a que se escriba con sencillez. Pues a mí no me da la gana. Si hubieran escrito con sencillez Quevedo, Valle o el mismo Agustín, no hubieran llegado a los altares de la Literatura. Y como buen discípulo suyo, distribuyo neologismos, arcaísmos y todos los ismos que pueda emplear. Que para eso están.

Y llegando la hora de cenar, sin el estómago saciado es difícil que el caletre funcione con un mínimo de eficacia, voy raudo a la cocina y directo al frigorífico con hambre atrasada. 

Estimados lectores, estimadas lectoras, hasta más ver. ¡Feliz fin de semana tengan ustedes!