De esta persona, que aquí veis, ya no se sabe qué pensar. El presidente en funciones de este país, Mariano Rajoy, continúa impertérrito en su deambular por pasillos y sedes, creyendo que aún puede volver a ser elegido presidente. Recordemos cómo reconoció en su día que no tenía apoyos suficientes para formar gobierno. Pues bien, donde dije digo, digo Diego, y reaccionó muy a su estilo. Añadiendo que no pensaba retirarse como futuro candidato, de nuevo, a la presidencia del país.
Rajoy, que es y sigue siendo, sospechoso por corrupción siempre ha evitado dar explicaciones donde debía. Es decir, dar explicaciones en el Parlamento y a los ciudadanos que somos los que le mantenemos. A él y a su recua de ministros. Seguimos sin saber si recibió sobres en negro. Todas las pruebas y evidencias le señalan con el dedo como presunto corrupto. Al igual que su partido, el PP. Por cierto acaba de conocerse otro caso, más, de corruptos en el Partido Popular, esta vez en Valencia. La operación podría ser aún, que ya es decir, más grave que el caso Gürtel. Es decir, corrupción generalizada a la que se le va dando largas para que los ciudadanos no pidamos explicaciones y nos olvidemos de ellas. Pues bien, después de todos estos desafueros, el impresentable Mariano dice no saber nada.
En el PP, antes AP, sus dirigentes sabían, conocían de sobra que la corrupción campaba por sus sedes y militantes. Pero estas cosas no podían salir a la luz. Un partido tan patriota, tan español, tan carpetovetónico, no podía admitir hechos de esta naturaleza. Es paradójico que con el transcurso del tiempo conociésemos que la gran mayoría de dirigentes del PP tenían, quien más, quien menos, cuentas bancarias en Suiza.
Y a pesar de todo esto, Rajoy continúa anhelando volver a ser elegido presidente de gobierno de España. Ahora sabemos todos por qué. ¿O no?