domingo, 11 de diciembre de 2016

Divagaciones decembrinas

Resultado de imagen de diciembre 2016



Disfrutando de este mes de diciembre, el último mes del año, de este año de 2016, me dispongo a publicar este artículo precaviéndome por si los futuros días me son adversos y no me dan tregua, siquiera unas horas, para publicar en este mi blog. Hoy, domingo, estoy en traje como bien corresponde al día en que vivo. Quiero decir que estoy vestido con pijama, bata y zapatillas. No creo que haya que objetar nada a esto. Como aducía una amiga mía, estoy en mi casa y me da la gana. Pues, eso. Tal cual. 
Los meses precedentes han sido trepidantes. No he tenido respiro. Puedo afirmar que han sido positivos. Siempre con alguna tarea que realizar. Siempre con mi mente ocupada en algo. Siempre con algo nuevo que aprender. Ignoro lo que es el aburrimiento. Eso no va conmigo. Mi mente bulle constantemente. Lo prefiero así. Mejor bregar con algo que me congratula que convivir con la inactividad. También disfruto de ayudas que coadyuvan para que mantenga mis fuerzas. Por ejemplo, practico yoga. Una sesión de yoga aminora los problemas que puedan surgirme. No solo esto. También necesito conocer gente, hacer nuevas amistades. Eso sí, huyo de las personas tóxicas en cuanto las detecto. Digamos que pongo tierra de por medio. Es mi vida y yo dispongo de ella al igual que los demás disponen de la suya.
Aparte de todo esto, tengo una mujer que no me la merezco. Fiel compañera, fiel amiga, fiel confidente, con la que recorro este camino apasionante e incógnito que es la vida.
En fin, fiel lector, fiel lectora, gracias, muchas gracias por haber llegado hasta aquí. Espero hallar un hueco en próximos días para reencontrarme con vosotros de nuevo.



miércoles, 7 de septiembre de 2016

De las relaciones humanas y de amistad




La relación con otras personas es uno de los pilares de nuestra vida. Diariamente interactuamos con personas de todo tipo; amigos, conocidos, familiares... Cada uno nos aporta algo. Sea ésto para bien o no. Las personas que se van añadiendo a nuestro círculo social no son siempre escogidas por nosotros. También el destino juega una baza muy importante en ello. Sales a la calle te encuentras con un desconocido -o una desconocida- y sin saber cómo, comienza una conversación que nos lleva a incluir a dicho ser, primero como conocido y según vaya transcurriendo el tiempo tal vez lo aceptemos como amigo. Nunca se sabe. Esto es muy personal, ya digo. La intersubjetividad es consustancial al ser humano. Nadie puede vivir aislado. Únicamente se es autosuficiente cuando las condiciones físicas -geográficas- nos obligan a ello.
Hoy día, además, contamos con tales formas de comunicación como no había pensado la humanidad en toda su historia. Podemos estar en el norte y comunicarnos en tiempo real con alguien que esté en nuestras antípodas. Y no solo con una persona sino con varias a la vez. Son nuevas formas de comunicación, pero comunicación al fin y al cabo. Quien más, quien menos, tiene un móvil, un teléfono inteligente para ser más precisos con el que está en contacto con el resto del mundo. Ambas relaciones, la personal y la cibernética tienen que estar en armonía para evitar desajustes no deseados. Por ejemplo que nos hagamos esclavos ante un artefacto ciertamente fabuloso.
Yo intento dosificarme. Un tiempo para el cara a cara (o el tú a tú), otro tiempo para sumergirme en las nuevas tecnologías y, por fin, un tiempo para mí solo, bien mediante la meditación, bien mediante la reflexión. 
Como estamos a comienzos de septiembre, con un calor sofocante, no quiero abusar de vuestra paciencia. Si he logrado que me leáis, objetivo conseguido. Si por el contrario no me habéis encontrado, os espero para otra ocasión.

viernes, 19 de agosto de 2016

Escritos de una tarde de agosto

No quería dejar pasar la ocasión de escribir un artículo en este mes de agosto. Además llevo mucho tiempo sin publicar en este blog, lo reconozco. Hoy tengo tiempo y ganas. Algo que a veces es harto difícil de compaginar. Pero -¡ea!- aquí estoy, dispuesto a ello.
He de manifestar que el tiempo se ha aliado conmigo en esta ocasión. Después de unos días tórridos, hoy, sin embargo, hace fresco. Lo cual he agradecido encarecidamente. Tal vez sea, precisamente, el cambio de presión lo que me ha empujado a ponerme ante el teclado y escribir. De lecturas, por otra parte, voy sobrado. No hay día en que no lea al menos un periódico y también echar mano a un libro, con mi inseparable diccionario, claro está. Todo ello en formato papel. Ésto lo sabéis bien los que me leéis habitualmente. También escribo, mas esto lo dejo para mí. Escritos que quedan guardados por si alguna vez me decido a publicarlos.
Aparte de este blog tengo otro par de ellos más circulando por el ciberespacio. Me leen en más de treinta países (puedo demostrarlo por si hay algún incrédulo). 
Me lo tomo con calma. Y también con mucho orgullo y con responsabilidad. Tengo que confesar que escribo para mí. Para nadie más. Y, si además me siguen y me leen, miel sobre hojuelas.
Hoy 19 de agosto, ya va declinando el mes pero aún quedan unos deliciosos días del mismo para solazarse con ellos.
Por la ventana me llegan las risas y gritos de los críos que juguetean por las calles. No saben estas criaturas la alegría que nos supone a los que tenemos una cierta edad. Ver solamente jubilados no llena a uno en esta vida. Necesitamos la alegría vitalista de nuestros niños.
Y no he hablado hoy nada de política. Necesito desintoxicarme un poco para lo que nos espera. Tampoco, por otra parte, he mencionado nada de los Juegos Olímpicos de Río. Seguramente a la hora de la cena veré en la tele noticias de ambas cosas.
Y voy recogiendo los bártulos. Si habéis estado ociosos y me habéis leído hasta el final, os lo agradezco enormemente. 



jueves, 5 de mayo de 2016

Soy hispanoescribiente




Viendo los magros acontecimientos realizados por parte de nuestras autoridades en el IV Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, quiero reivindicar desde este espacio la defensa del español (o del castellano, si así lo preferís) como vehículo de expresión y comunicación entre varios cientos de millones de personas que usamos esta lengua para comunicarnos. 
No hace falta confesarlo, salta a la vista, que disfruto escribiendo en español. Imagino que como le sucederá a quienes escriben y se han criado entre otras hablas, en otros idiomas. Además para aprender a hablar o escribir en otros idiomas, lo imprescindible es conocer primero el tuyo. Lo demás vendrá dado por añadidura.
Soy lector impenitente. Juzgad vosotros mismos, amables seguidores, cómo me expreso. Un texto escrito es una carta de presentación. En él se demuestra la cultura, el conocimiento, la imaginación, la perspicacia del que escribe. También hay que saber perdonar los pequeños errores que podamos cometer nosotros mismos como bien aconseja Álex Grijelmo.
Además de todo lo dicho, poseemos una Academia Española de la Lengua que vigila el exorbitante número de acepciones que se utilizan en nuestro idioma. Contando, cómo no, con el resto de las Academias (ASALE) que con su unión enriquecen aún más, si cabe, nuestro acervo cultural. 
Para escribir, para leer, o para pensar utilizo todos los días, y digo bien, todos los días del año, mi inseparable DRAE. Cuento además con la inestimable ayuda de la Fundéu que me saca de dudas o de tinieblas lingüísticas que no pueda localizar en otro lugar.
En fin, queridos lectores y lectoras, recojo los trastos y me lanzo a seguir leyendo al inimitable Juanjo Millás, al que tantos ratos de excelente lectura debo.

miércoles, 2 de marzo de 2016

De médicos





La semana pasada tuve que hacer una visita al médico porque me encontraba fatal. Catarroso, griposo, o algo parecido. El caso es que me preparé a tal efecto. Llegué a la hora estipulada. Pero como muy bien sabéis, seguro que lo sabéis, los médicos siempre te hacen esperar un poco dado que cada paciente es un mundo. Hay pacientes que con cinco minutos de revisión tienen de sobra y otros a los que hay que mirar con lupa, ya que sus síntomas son más sospechosos. Tengo que decir que no suelo acudir mucho a las consultas sanitarias. Únicamente cuando me encuentro mal, mal. Conozco a personas que, por el contrario, a la mínima señal de molestia o de malestar en seguida recurren al médico más próximo. Y como este mundo de batas y fonendos no me es desconocido, también tengo que añadir que lo que peor llevan los médicos son las famosas "guardias". Eso de que te toque una noche, por poner un ejemplo, estar a la espera de que alguien te llame porque repentinamente se encuentra mal, suele ser algo penoso. Pero igual que digo en ésta, lo digo de cualquier profesión. Estar, por lo general, toda la noche en vela te corta el día, te cambia los horarios, te  modifica el sueño. Estoy hablando de los que trabajan de día y de cuando en cuando les toca hacerlo por la noche. Otra cosa es el que tiene un trabajo nocturno, ya más habituado a estos horarios.
Y recuperado ya de mis dolencias, retomo mi vida activa con más energía. Ya sabemos que la salud cuando se deteriora, aunque sea ligeramente, es un engorro. Algo fastidioso. Eso de guardar cama me molesta. Prefiero la actividad.
En fin, queridos lectores, que os deseo salud para todos. Así sea.

martes, 23 de febrero de 2016

Por una enseñanza pública



La enseñanza, y por extensión la educación, en nuestro país ha estado controlada ferreamente por el clero. El clero católico lógicamente. Desde que el dictador Franco puso la educación de los estudiantes en manos de los frailes, éstos lo tomaron como si de su cortijo se tratase. Llegó la "democracia" y creíamos que la enseñanza pasaría a ser eminentemente pública y que la enseñanza privada, la del clero, fuera para el que la quisiera. Y para los que quisieran o pudieran pagarla. Sin embargo, ¿qué ocurrió?, que los sucesivos gobernantes continuaron aportando millones y millones, entonces de pesetas y ahora de euros, a la enseñanza privada en detrimento de la pública. No solo se les entregaba dinero sino también terrenos, edificios, locales. Vamos, que iban de sobra servidos. Ni con gobiernos de la derecha, ni con gobiernos de la izquierda, éstos fueron los que más dinero apoquinaban a las arcas eclesiales, con ninguno, decía, se paró la sangría de fondos públicos a los bolsillos privados. El grupo más beneficiado, secta sería mejor denominarla, fue, es, el Opus Dei. Hábiles, donde los haya, en colocar a sus acólitos en los puestos o en las proximidades del poder han conseguido forrarse literalmente durante decenas y decenas de años. Uno de los casos más indignantes fue el del que fuera ministro de Educación del PP, Wert. Este sujeto, después de concederle a la Iglesia católica y más exactamente a los opudeístas, todo lo que se podía concederles y más, mucho más, llegando incluso a imponer las materias de estudio válidas y no válidas, según fuera su antojo, este tal Wert ahora vive en un retiro dorado donde no sabemos muy bien a qué se dedica. Pero vivir, vive como un rajá. Que me quiten lo "bailao", se dirá a sí mismo.
Para que este saqueo constante de las arcas del Estado a las entidades privadas se detenga en seco, alcemos las voces para clamar, en este caso, por una enseñanza pública y de calidad.
Entre todos, si nos ponemos a ello, lo conseguiremos. 


domingo, 14 de febrero de 2016

De bares


Los bares son esos sitios a los que solemos asistir a menudo. Cada uno tiene sus preferencias. Hay para todos los gustos. Los hay que no hay dios que se entere de lo que se habla debido al alto volumen de la música. Otros en los que predomina la intimidad. Yo, personalmente, prefiero los que tengan un ambiente agradable. Que la decoración y los clientes me agraden. Además que el camarero me conozca y sepa mis gustos. Ya digo que esto depende de las tendencias de cada uno. Aparte de la buena conversación me decanto por los que tengan la prensa del día. Eso es muy importante. Y ya, de paso, que haya cobertura para el móvil. Aquí, mientras esto escribo, no puedo dejar de esbozar una sonrisa de complicidad con los que están leyendo este artículo. Seguro que asienten afirmativamente.
Por lo general hay, según mi experiencia, dos tipos de bares. A los que se asiste por la mañana y a los que se asiste por la noche. Esto es importante porque seguro que la clientela es diferente según la hora. Luego está el bar que está al lado o cerca de tu casa. Estos suelen ser de los que uno puede visitarlos en cualquier hora del día.
En fin, que todos tenemos nuestras vivencias, y según éstas, escogemos dónde queremos ir. Y aquí paz y después gloria.