viernes, 1 de enero de 2021

Sobre casi todo, sobre casi nada


 




Después de mantener una sesuda conversación conmigo mismo -sí, lo confieso, soy un excelente conversador- me decido por subir a mi búnker y plantarme ante mi ordenador. No vivo únicamente de mis lecturas, también necesito dar rienda suelta a mi imaginación. Y en ello estoy, aquí y ahora. También he de confesar que en esta tarde gélida de comienzo de enero no me encuentro al cien por cien. No obstante, esto mismo me sirve de acicate para poner a prueba mis recursos intelectuales de los que me siento muy orgulloso, por supuesto. Sí, lo habéis adivinado, la modestia se me supone.


Y ya que he entrado en materia mi intelecto está escaneando lo que he visto, oído y anotado desde que me levante de la cama hasta estas horas vespertinas, casi nocturnas. De momento le he dado caña a mi cuerpo con una caminata alrededor del pueblo para limpiar mi cerebro de todo agente nocivo que pudiera tener inoculado. Y con mi mente presta a manifestarse resuelvo ponerlo todo, o casi todo, guardado en este espacio que es  mi blog. Reconozco que desde el primer día que comencé a publicar me sentí cómodo, a gusto, descaradamente altivo. Y este mismo sentimiento perdura aun con el paso de los años (y de los lustros, me indica mi anuario cerebral). 


Estos instantes que me dedico a mí mismo, olvidando redes sociales o cualquier otro elemento perturbador que me hiciera apartarme de lo que realmente me apasiona, me reconfortan y me aportan una felicidad, momentánea si queréis llamarla así, pero felicidad al fin y al cabo.


Y voy recogiendo los trastos, no precisamente porque no desee continuar, sino porque mi estómago está pidiéndome a gritos comida, alimento, sustento. Y ya mismo bajo a la cocina para nutrir e hidratar este cuerpo que cuido como cuido todo lo mío. Y de este tema hablaré -escribiré- otro día, en otra ocasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario