Pues ya tenemos aquí al odiado domingo. Es un día que cae mal, qué le vamos a hacer. Yo me encuentro desubicado en un día como hoy. El no saber que hacer. Si salgo, si no salgo. Bueno de momento me iré a desayunar al bar más tarde. Ahora tomaré algo en casa y luego al bar de siempre. También tendría que estudiar pero lo dejaré para mañana. Ayer estuve en la Biblioteca Pública mirando más que nada, pero al final no me llevé nada. Tengo que decir que la Biblioteca era mucho mejor en mis años de niñez. Daba gusto entrar allí. Qué mesas y que sillas, pero la de ahora no la reconozco. Con sus sillas baratas y tristes. Cuando yo la frecuentaba me sentía a gusto allí, sensación que ahora no siento. Pero esto es lo que hay. Y los olores, olor a madera y a nuevo.
Y me parece que no os he contado cómo es la que también frecuento ahora. La del Universitario. Para empezar te sientes incómodo nada más entrar. Pisas el suelo de madera y suena todo el piso como si pasara un rebaño de vacas. Qué ruido más desagradable. Y las mesas y las sillas, todo muy cutre, ya digo. Pero es lo que hay.
Están dando ahora por la tele un programa de Mitterrand. No sé si será por el aniversario de su muerte. No recordaba yo que se oficiara una ceremonia católica, y por lo que veo sí. O sea que la iglesia frecuente en todas partes. ¿Para cuándo una sociedad laica? Luego se me rebelan los sectores reaccionarios del clero y sus acólitos pero uno es anticlerical, y al que no le guste que mire para otro lado. Nadie le obliga a leer esto. Yo tampoco me meto en páginas eclesiales.
Pero en fin, ya estoy esperando a que llegue mañana lunes. Según el tiempo la semana que viene llega con lluvias. Lo que me faltaba para amargarme el día.
Ahí os dejo al gran Plácido. Toma ya. Deleitaros con esta gran canción.
Hasta mañana.
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